" Este es un Oficio Solitario"

lunes, 30 de septiembre de 2019

The Bell Jar



Hoy lloré en el almuerzo. Siempre lloro. no es de asustarse que llore. Lloro como el día que iba sola de camino al trabajo en Bogotá, o todos los otros días que lloraba en el bus camino hacia ninguna parte.

Hoy lloré en el almuerzo, ya con el plato vacío con rastros de la comida que ya estaba en mi estómago.  delante de la ventana con las flores, el orégano y la albahaca. Lloré sentada como sentada en  la cabecera de la mesa, como una matrona de otro tiempo.

Hoy lloré en el almuerzo, sin ganas de llorar, sin ganas de generar lástima o malestar, lloré como quien sabe que llorar no va cambiar nada, que el pasado ya fue, que llorando no puede arreglarse, que las lágrimas no van a devolverme los años de juventud ni el corazón puro y entusiasta que alguna vez tuve.

Hoy lloré en el almuerzo. No porque quisiera llorar, no pensando que llorando se arreglaría la vida. para nada, llore como lloran los niños: con la inocencia que nada es prohibido para ellos. Esperando que al menos con mi llanto, delante de mi plato vacío del almuerzo, por esa esa yo que nunca fue, ese higo que no pude elegir.

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