Un ciego-loco-solo andaba en medio de la acera gritándole a los transeúntes presuntos libres:
-Aléjate de los esclavos del alma, nunca enteran porque el cuerpo hace parte del espíritu, se llenan de envidia y la amargura los rodea, no entienden tus alas de cera, y menos el cuerpo entero-
Desde ese día cargo con un paraguas una bufanda y limón.
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