" Este es un Oficio Solitario"

viernes, 4 de marzo de 2011



Andrés se levantó de la cama mirando la puerta descolorida, eran las cuatro de la mañana, ¿pero qué hacía a esa hora levantado? Si no tenía nada urgente que pensar o hacer. Andrés simplemente no trabajaba, vivía como se le dice -Del Aire-.

Hacía calor, en un murmullo suave, con la brisa típica de ciudades costeras: olor y sabor salino.

La habitación pertenecía a esas casonas coloniales que solo existen en los barrios viejos y pobres; las puertas eran de dos metros de altura, hechas de caoba gastado, que tenían comején, la pintura blanca estaba cayéndose a pedazos, que completaba esas escenas que parecen sacadas de una fotografía; la idea del -Anciano-Mecedor que mira hacia al vacio; en un gran corredor con el piso rojo de fondo, las paredes gastadas y sucias de todos esos años en balde, ese extraño y característico sonido del -Mecedor-Viejo- que por error se mueve, produciendo un chirrido agudo de esa soledad plasmada en una fotografía. Pero aquí no hay ningún -Anciano-Mecedor-, solo una gran casa semi abandonada que Andrés y Alejandra habían arrendado por su belleza en un pasivo estado de destrucción. Así que no había ni luz, ni gas, solo el agua que por pura necesidad pagaban.

Andrés se levantó de la cama y caminó hasta el alfeizar de la ventana, para ver amanecer, ¿pero que tenía de nuevo? Todos los días con verlo o no el Sol salía por el mismo lado con aquella mueca perezosa de fastidio de tener que salir y alúmbrale la vida a todos estos bastardos que Dios Parió; tener que cuidarles el día, y que en la ellos se arreglen en la noche con la prostituta de la Luna –pensó Andrés muy inútilmente- .

Así que vio salir en sol por el Mismo Lado, haciendo, La Misma Mueca perezosa durante algunas horas mientras nacía, pero ya no tenía gracia, todo era igual al resto de los días, sobre todo el cielo uniforme: sin nubes. Andrés se levantó con el cuerpo adolorido a causa de la posición incómoda, que a propósito se había sometido.

Alejandra hacia tres noches no iba a la casa, cosa que pasó por desapercibida para Andrés, todo el hecho de preocuparse por ella y extrañarla, le parecía una expresión vulgar, así que sin darse cuenta y para no esperarla inconscientemente, metió en un jean sin ropa interior, una camisa a medio poner para ir a desayunar en donde Agustín.

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