" Este es un Oficio Solitario"

sábado, 10 de septiembre de 2011


Entre las cosas botadas a la basura, estaban aquéllas que no se pueden votar como juguetes viejos. La Moral, y los Prejuicios encabezan la lista. Se deshizo de varios recuerdos: una gorra verde oliva, que simbolizaba su amor por el socialismo, un pantalón negro, con cual había conocido Alejandra y a su vez tocado para un público de más de cien personas, un cuaderno viejo lleno de rayas viejas y un pocotón pendejedas; entre ellas, las fotos de él con sus amigos cuando jóvenes, ahora la mayoría vivía en otro lugar del país, eran hombres y mujeres de Fuerza-Laboral-Activa, los botones para la ropa del socialismo, recuerdos de tiempos muy antiguos y olvidados.Todo era un ejercicio estúpido, botar las cosas no le serviría de nada ya que al fin y al cabo seguirán en su recuerdo.

Quería morir o nacer de nuevo, pero la segunda opción se descartaba de naturaleza: el tedio de hacerlo todo una vez más, ir a la escuela, aprender con resignación cómo eran las cosas, como la primera vez que tuvo miedo; tenía seis años y se acurrucó en una esquina del cuarto de su madre, se quedó ahí por un par de horas, temiendo lo peor, el fin de su vida o el de su madre. Tener que soportar de nuevo el acné, las soluciones drásticas, las salidas de por las puertas angostas que sólo podía pasar agachado, todo, el hecho de sentirse de nuevo vacío y solo, y el hecho de redescubrir que estaba solo para siempre, que no había nada ni nadie que pudiera cambiar esa realidad.

Andrés cogió la bolsa, miró hacia adentro, sintió que una lágrima bajaba por su rostro, tan delicadamente que lo hacía sentir como un Marica, la puso en el bote, y salió con un maletín de mano, a probar suerte a donde sea que ésta se lo permitiera.

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